El deporte no es indiferente ante la situación de Colombia

Paro Nacional Copa América Colombia

Fotografía María Paula Castiblanco Rincón

El deporte no es ajeno a la situación social que atraviesa Colombia, así como la situación del país es compleja, se hace complicado el hacer eventos deportivos. La problemática de orden público y seguridad no es garantía para los manifestantes ni para los deportistas, como ya se ha visto.

Un claro ejemplo de lo anterior fue la jornada de la Copa Libertadores disputada en territorio nacional la semana anterior, dos juegos en Barranquilla, los correspondientes a Junior y América de Cali, y un partido jugado en Pereira de Atlético Nacional.

En Barranquilla, el miércoles, el partido entre Junior y River Plate se desarrolló en medio de pausas por las afectaciones producidas por los gases lacrimógenos a jugadores y cuerpo técnico de ambos equipos, a esto se le sumó el ruido explosivo de bombas aturdidoras a las afueras del Romelio Martínez y los sonidos propios de las confrontaciones entre la fuerza pública y las personas que se encontraban protestando en el marco del Paro Nacional que vive el país.

En la conferencia de prensa Marcelo Gallardo se refirió a lo ocurrido antes y durante el partido. “Es un momento complejo, uno no se puede abstraer de lo que pasa. No es normal jugar en una situación tan inestable de lo que vive el pueblo colombiano, no fue normal ni en la previa ni en el partido” y agregó “Con gases lacrimógenos en el partido, escuchando estruendos, una situación anormal en todo sentido, no podemos mirar a otro lado”.

Las palabras del director técnico de River Plate cerraban lo que la prensa internacional venía comentando durante la transmisión del encuentro, en donde se coincidía con la importancia de lo social antes de lo deportivo. Luego de este primer caso, se insistió en seguir adelantando partidos de fútbol en medio del conflicto social que vive Colombia.

Ese mismo día en Pereira, el partido entre Atlético Nacional y Nacional de Uruguay arrancó una hora después de lo programado, porque en el hotel de concentración del equipo uruguayo, cerca de 200 personas se agolparon para impedir la realización del encuentro.

El plantel charrúa le pidió a la Conmebol la suspensión del partido, pero no accedieron a esta petición, el presidente de Nacional de Uruguay José Décurnex dijo: “Autoridades de Conmebol dijeron que no queríamos jugar el partido y no fue así. No estaban dadas las condiciones y si no que me expliquen cómo a las 20:30 horas se presenta dentro del hotel un contingente de militares armados hasta los dientes. Eso no es una situación normal ¿Qué hubiera sucedido si pasaba algo grave? ¿Quién levantaba la mano para asumir la responsabilidad? El partido se jugó, pero no podemos dar vuelta la hoja y nada más. Sería irresponsable”.

Durante el sorteo del partido, la molestia de los uruguayos era evidente, como lo dejó claro el capitán Gonzalo Bergesio: “Sí, pero necesitábamos más empatía de parte de ellos. Déjame hablar. Acá somos todos compañeros, somos todos jugadores de fútbol”, con relación a la falta de apoyo de los jugadores de Atlético Nacional, por lo que vivió el conjunto uruguayo.

Luego del partido, el técnico del equipo uruguayo, Alejandro Cappuccio, dijo: “Déjame saludar al pueblo colombiano que nos hizo saber que nosotros no éramos el problema, el único tema es que el fútbol, al generar tanta tensión, es un factor con el que la gente se puede expresar por la difusión que tiene. Lo que sí creo es que debemos cuidar más al jugador que es el verdadero actor de este deporte”, las reacciones del equipo uruguayo no pararon acá.

Gonzalo Vega, delantero de Nacional de Uruguay, se refirió a la situación que atraviesa Colombia: “Pasaron muchas cosas antes del partido, había mucha incertidumbre, no sabíamos qué estaba pasando, pero jamás le dimos la espalda al pueblo colombiano y entendemos su situación”. Esta era la segunda situación en el mismo día y, sin embargo, se prosiguió con el cumplimiento de los compromisos internacionales en el territorio nacional.

El jueves en el partido América de Cali vs Atlético Mineiro, el panorama empeoró, inclusive poniendo en riesgo la integridad de los jugadores. Cinco veces tuvo que ser detenido el partido por las dificultades para ver y respirar de los jugadores de ambos equipos, producto de los gases lacrimógenos con los que el ESMAD intentaba disipar a los manifestantes en los alrededores del Romelio Martínez de Barranquilla.

Luis Paz, volante del América, afirmó que la Conmebol tuvo una posición indiferente a lo que está pasando, “da tristeza la indolencia de un ente tan grande, que a nivel suramericano e internacional como es la Conmebol y jugar en esas condiciones”. Además, el técnico escarlata Jersson González se mostró afectado por lo ocurrido durante el partido, “lo de los gases y todas esas cosas, da tristeza ver lo que está sucediendo en nuestro país. En esas condiciones es imposible jugar al fútbol, siento mucha desilusión con lo que está pasando”.

En Venezuela, todo el plantel del América de Cali salió con la bandera de Colombia al revés en señal de SOS por el país, los escarlatas se enfrentaban a la Guaira, este hecho puede generar que la Conmebol contemple sanciones contra el equipo.

Eran tres hechos que, gracias a la transmisión de carácter internacional, evidenciaron las condiciones en las cuales se está jugando al fútbol en el país. Paralelo a esto se ratificaba que la Copa América 2021 se jugaría en Colombia y Argentina, siendo Barranquilla sede de la final del torneo más importante del continente.

La reacción de la ciudadanía no demoró, por redes sociales y en las calles se pedía que no se realizara la Copa América en Colombia en medio de una situación en la que los colombianos antes que fútbol piden una solución a las problemáticas sociales.

La Copa América 2001

El contexto actual que vive Colombia evoca la organización de la Copa América 2001 que, pasó por dificultades similares y la terquedad del gobierno nacional generó que se realizará un torneo atípico, con la ausencia de equipos importantes, con un bajo nivel futbolístico y en medio del miedo. 

Hace 20 años Colombia estaba pasando por un recrudecimiento de la violencia, por el fallido acuerdo de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC. Por lo que los atentados en ciudades como Medellín, Cali y Bogotá hicieron que se viera con preocupación el que Colombia fuera anfitrión. Sumado a esto, el 25 de junio de 2001 las FARC secuestraron por dos días al entonces vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Hernán Mejía Campuzano.

Por el riesgo que representaba venir a Colombia; Argentina, a días del inicio de la Copa América, renunció de manera irrevocable a su participación, Canadá ante las dudas de la realización del torneo decidió no participar por la falta de preparación para el certamen y Brasil vino con un equipo juvenil. Por las bajas hicieron parte de la copa Honduras y Costa Rica como reemplazo de Argentina y Canadá.

El gobierno de Andrés Pastrana y la Conmebol, a cargo de Nicolás Leoz, negociaron y ratificaron a Colombia como sede el 30 de junio. En lo que Pastrana aseguraba: “Los colombianos vamos a cambiar bombas por goles” pero la escalada de violencia aumentaba. El mismo presidente colombiano rebautizó la Copa América como la ‘Copa de la Paz’, y agregó: “Quitarnos la Copa América es el peor atentado”.

Durante el desarrollo de la Copa América 2001, no ocurrieron atentados y Colombia terminó llevándose el título. Pero todo el contexto previo, la tensión durante cada partido y la ausencia de Argentina le quitaron peso al único trofeo que tiene la selección ‘Cafetera’ a nivel mayores.

Lea también Ernesto Lucena nuevo presidente del CADE

Quien no conoce su historia…

La organización de la Copa América en Colombia no ha sido fácil para Colombia. Durante el 2020 la crisis sanitaria a causa de la pandemia de la covid-19 obligó a aplazar la competencia; ahora, en el 2021, juntó el malestar social y económico de la pandemia con las decisiones del gobierno colombiano de presentar una reforma tributaria y una nueva Ley de salud las que fueron catalogadas como proyectos que iban en detrimento de la sociedad, esto generó un estallido social desde el pasado 28 de abril que volcó a los colombianos a las calles.

La situación de orden público ha ido empeorando con el pasar de los días, represión policial, vandalismo en las ciudades, muertos, heridos y desaparecidos. Por lo que antes de lo sucedido en Barranquilla y Pereira, los equipos colombianos tuvieron sus localías por Copa Libertadores y Sudamericana en Asunción, Guayaquil y Lima. A lo anterior se le suma que el partido por la fecha cinco entre América de Cali y la Guaira se jugará en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Alvaro González Alzate, vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol, no está de acuerdo con la realización de la Copa bajo las condiciones actuales, “es imposible tapar el sol con un dedo. La realidad la conocemos todos los colombianos. Si personalmente estuviera en mis manos la toma de una decisión final, sinceramente aplazaría su realización, respetando eso sí, la sede de Colombia para jugarla”, siendo así el primer dirigente en contemplar una salida diferente.

Aunque el clamor del pueblo colombiano es no hacer la Copa América y solucionar todo lo referente a lo social, el presidente Iván Duque y el ministro del deporte Ernesto Lucena insisten en la realización del evento programado entre el 13 de junio y el 10 de julio. El primer mandatario se refirió a la realización del torneo en Colombia respecto a la situación sanitaria, pero desconociendo el malestar social, “sería absurdo que no se juegue la Copa América acá cuando sí se va a jugar la Eurocopa, sobre todo cuando las cifras epidemiológicas son similares o incluso peores allá”, afirmó el presidente Iván Duque.

Por su parte Lucena, aseguró que no hay marcha atrás con la realización de la Copa, “vamos a ir hasta el final. Colombia no puede enviar ese mensaje que vamos a ceder o a cancelar. Nosotros jugamos con lo que diga Conmebol y ellos esta semana reforzaron por unanimidad la decisión de que la Copa América se celebre en Colombia y en Argentina” y agregó “No podemos utilizar el deporte, para decir que el fútbol le está dando la espalda a la sociedad… no podemos permitir que un evento donde viene lo mejor del talento suramericano sea permeado por actos vandálicos”.

El deporte como instrumento político

El ministro Ernesto Lucena dice que el fútbol no le está dando la espalda a la sociedad, pero se debe evitar que este sea usado como un instrumento político. A través del tiempo se ha politizado el deporte con diversos fines, tanto para ocultar la realidad social como para mostrar poderío ante el mundo.

El Mundial de Italia 1934 sirvió para que el fascismo de Benito Musolini mostrara su despliegue militar y supremacía al mundo. Tanto así, que para quedarse con la sede amenazaron a Suecia y al entonces presidente de la FIFA Jules Rimet, además, de a todos los jugadores de la selección italiana y a su técnico Vittorio Pozzo, “Vencer o Morir”.

Los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, fueron el momento perfecto para el nazismo de Adolfo Hitler para mostrar una Alemania sólida y unida, pero también para ocultar las atrocidades cometidas contra los judios y la población gitana.

El Mundial de Argentina en 1978, bajo la dictadura de Jorge Rafael Videla, ocultó al mundo los cientos de desaparecidos. Estudiantes y opositores al régimen de Videla fueron torturados y desaparecidos, mientras el resto del país gritaba los goles de la selección que al final sería campeona del mundo.

No es fácil tomar la decisión de renunciar o no un torneo cuando ya se hizo una inversión en los estadios cercana a los 12.500 millones de pesos, pero sí es más sencillo entender los pedidos de una sociedad y tener empatía con el momento histórico que atraviesa Colombia.

No todo el deporte es indiferente

En su gran mayoría el deporte ha pasado inadvertido en el contexto de la crisis social que vive Colombia, se aplazó la Liga de Fútbol en la fase de los cuartos de final y los capitanes de los equipos solicitaron suspender las actividades hasta que se resuelva la crisis social, partidos de la Liga Profesional de Baloncesto se han visto aplazados por la situación de orden público que vive Cali, pero a nivel general los pronunciamientos sobre el Paro Nacional son pocos.

  • Felipe Jaramillo, volante colombiano de la Serena de Chile.
  • Javier Blair, luchador colombiano.
  • Egan Bernal, ciclista colombiano.
  • Jeisson Murillo, futbolista colombiano.
  • Sofia Gómez, apneista colombiana.
  • Jhonny Ramírez, exfutbolista colombiano
  • Falcao García, futbolista colombiano.
  • Juan Fernando Quintero, futbolista colombiano
  • Mariana Pajón, bicicrosista colombiana.
  • Posición de los futbolistas colombianos por medio de ACOLFUTPRO

La UNICEF plantea: “El deporte puede trascender las barreras que dividen a las sociedades, lo que la convierte en una poderosa herramienta para apoyar la prevención de conflictos y los esfuerzos para construir la paz, tanto simbólicamente en el ámbito global como de forma muy práctica dentro de las propias comunidades”. Colombia tiene una oportunidad de desarrollo y crecimiento en diferentes disciplinas deportivas, pero no en medio del conflicto que hoy vive en el país.

La sociedad pide en las calles que los social sea una prioridad, es necesario salir de esto por medio del diálogo y la concertación, como lo han manifestado los líderes de opinión del país y luego de esa fase, ya se podrán retomar otro tipo de actividades como las deportivas que se deben ver como herramientas sociales y no instrumentos políticos.

Se debe tener presente que el fútbol se convirtió en un detonante al interior de las protestas y, según estudios científicos, este deporte es el que más emociones despierta, hasta el punto que se afirma que el alzhéimer borra la memoria, pero no borra la pasión por el fútbol; por ende, su práctica en medio de esta problemática exacerba más el ánimo de las protestas.

La decisión de la realización de la Copa América en Colombia no cuenta con un sí definitivo, faltan reuniones de evaluación de seguridad con la Conmebol y, por su parte, Chile ya se ha ofrecido como sede, la ministra del deporte, Cecilia Pérez, manifestó que el país de la estrella solitaria brinda las condiciones sociales necesarias y garantiza una situación sanitaria óptima para la versión 2021 de la Copa.

Por: Nicolás Estévez