Equipos de época – La naranja mecánica, Holanda 1974

Holanda 1974

Hoy en equipos de época, el seleccionado holandés que enamoró con su juego y quedó a puertas de llevarse la gloria, Holanda 1974.

Desde el año 1930 cuando se jugó el primer mundial de fútbol, la gloria ha pasado de país en país, y claro, al convertirse en la mayor competencia de este deporte, muchos piensan que solo aquellos que han logrado coronarse en una Copa del Mundo pueden ser los mejores de la historia.

Sin embargo, para el año 1974, en la Copa del Mundo de Alemania, el seleccionado de Países Bajos demostró que no se necesita ser campeón para ser uno de los equipos más importantes de todos los tiempos.

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Toda historia cuenta con un protagonista y esta no será la excepción. Un viernes 25 de abril de 1947, cuando en el barrio de Betondorp de la ciudad de Ámsterdam llegaba una nueva vida al mundo, más específicamente a una humilde familia dueña de una tienda de frutas cerca al estadio del Ajax. Los padres de aquel bebé esperaban que triunfara en la vida, pero lo que no sabían era que él dejaría el balompié neerlandés en lo más alto del deporte. Con el paso de los años, todos empezaron a conocer a ese chico y en las calles de Ámsterdam no paraban de decir que “Johan Cruyff” era un futbolista excepcional.

Aquel muchacho, con su buen fútbol, parecía ser el elegido para llevarle alegría al pueblo neerlandés, pues todos esperaban que Cruyff guiara a la selección a una nueva Copa del Mundo, ya que desde el año 1938 Holanda no disputaba dicha competencia y además era una selección pobre, carente de fútbol, poco atractiva y fácil de vencer.

Aun así, con la nueva generación, aquel seleccionado evolucionó su manera de jugar, dominando casi por completo a los rivales y adueñándose del balón. Debido a eso, con gran superioridad, después de 36 años los holandeses conseguían el tiquete para una nueva cita mundialista (Alemania 1974). Tras ganar cuatro partidos y empatar dos, Holanda se quedaba con el primer lugar del Grupo 3 de las eliminatorias Europeas, marcando 24 goles y recibiendo tan solo dos.

El director técnico del equipo, Rinus Michels, forjó una escuadra competitiva y no solo eso, sino que pasaron de ser perdedores a tener una clara supremacía sobre los rivales. Rinus imponía su sistema de juego en la selección, el cual consistía en acosar sin descanso a los adversarios para recuperar la posesión del balón, y tenía como requisitos contar con un espíritu de lucha inquebrantable y una perfecta preparación física.

Sin embargo, el camino era largo y aunque los neerlandeses tenían un fútbol único, no llegaban como favoritos para la cita mundialista, en la cual conformarían el Grupo 3 junto con Suecia, Bulgaria y Uruguay.

La primera prueba para los ‘Tulipanes’ (apodo de la selección holandesa) sería una escuadra sudamericana, Uruguay, la cual, no pudo contener el dominio de sus rivales. Con un 2-0 final, Holanda ganaba en su debut y empezaba el torneo con pie derecho. Si el equipo quería confirmar su buen momento, tendría que ganarle en la segunda fecha a Suecia, pero el duelo europeo no tuvo ningún ganador. El partido terminó en ceros para ambas escuadras, aun así, el equipo de Rinus dejó grandes destellos de buen fútbol y Cruyff realizó una jugada para la historia.

En el último Partido del grupo, Holanda tendría que ganarle a Bulgaria, si esperaba avanzar a la siguiente fase y eso no fue problema. Con un contundente 4-1 final, los ‘Tulipanes’ lograron la victoria y se colocaron en la parte alta del grupo, consiguiendo su tiquete a la siguiente fase de la Copa del Mundo.

Partido a partido, los dirigidos por Rinus le mostraban al mundo su dominio total del juego. Nunca la palabra ‘equipo’ había sido tan bien utilizada y ellos trabajaban juntos para conseguir el triunfo; los jugadores de aquella escuadra parecían piezas que encajaban a la perfección para forjar una máquina casi invencible, por lo cual la selección holandesa empezaría a ser llamada, ‘La Naranja Mecánica’.

Para esta edición del mundial, la FIFA decidió eliminar los cuartos de final y la semifinal, por lo cual, los ocho clasificados de la primera fase se dividieron en dos grupos; Holanda, Brasil, Alemania Democrática y Argentina conformarían el Grupo A, mientras que Alemania Federal, Polonia, Yugoslavia y Suecia harían parte del Grupo B.

Argentina fue la primera prueba de los neerlandeses y tan solo a los diez minutos de la primera parte, los ‘Tulipanes’ dieron una muestra de su fútbol. Con su constante presión característica, el equipo de Rinus recuperó la esférica en el medio campo y tras un gran pase, Cruyff eludió al guardameta y anotó el uno por cero. Ya con el marcador controlado Holanda dominó el resto del partido y los sudamericanos no pudieron hacer nada contra una Holanda fuerte, que los venció por 4-0.

Holanda se empezaba a convertir en clara favorita para llevarse el título y con su victoria por 2-0 frente a Alemania Democrática, confirmaría su buen momento y quedaría a un solo paso de la gran final.

Aun así, en la última fecha del Grupo A, los neerlandeses no la tendrían nada fácil. En frente estaba la selección campeona del mundo, Brasil. Si la ‘Verdeamarelha’ ganaba tendría su tiquete para la final y lo mismo pasaba con la escuadra europea, por lo cual, aquel partido se había convertido en una final anticipada.

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Sin embargo, los campeones no podrían contra ‘La Naranja Mecánica’ y con un gol de Neeskens y uno de Cruyff, la escuadra de Rinus Michels lograba vencer a una de las selecciones más fuertes y se clasificaba para la final en la cual se medirían a los anfitriones, Alemania Federal.

Los dos ganadores de las últimas tres entregas del balón de oro, Cruyff vs. Beckenbauer, Holanda vs. Alemania, ‘La Naranja Mecánica’ vs. ‘Die Mannschaft’ (apodo del seleccionado alemán que significa ‘el equipo’) y una rivalidad que marcaría historia. Ambos esperaban levantar la nueva Copa del Mundo (trofeo actual) después de que Brasil se hiciera acreedor del trofeo Jules Rimet tras ganar en tres ocasiones el torneo.

El Estadio Olímpico de Múnich acogería la gran final; más de 78.000 espectadores serían testigos de una definición histórica en la que ambas escuadras lucharían hasta el final por la gloria. Tras el pitazo inicial, Holanda empezaría a hacerse con la posesión de la esférica y lograron conectar 16 pases, hasta que Cruyff eludió a tres rivales y consiguió una pena máxima para su equipo. Tan solo a los 56 segundos de partido, Holanda tenía la oportunidad de adelantarse en el marcador, y no la desaprovecharía, con un potente derechazo, Neeskens marcaba el gol más rápido en una final de Copa del Mundo y adelantaba a los ‘Tulipanes’ en el marcador.

Con aquella muestra de lo que era el Fútbol total, ‘La Naranja Mecánica’ susurraba al oído de los alemanes que ellos dominaban por completo el balompié. Aun así, Alemania se encontraba de local y rápidamente, con el apoyo de su gente, logró empatar el marcador. Los dirigidos por Rinus recibían su segundo gol en lo que iba del torneo y 18 minutos después Gerd Müller les anotaba el segundo gol de la final. De manera increíble ‘Die Mannschaft’ remontaba el partido y le daba un batacazo a los neerlandeses.

Si bien, el juego físico de los ‘Tulipanes’ les dio frutos a lo largo del torneo, las consecuencias llegaron en el partido final, pues el desgaste de los jugadores salió a la luz y no pudieron superar de nuevo a la solida defensa alemana comandada por ‘El Kaiser’ (apodo de Beckenbauer).

Alemania Federal, conseguía su segunda Copa del Mundo después de 20 años y vencía a la histórica selección comandada por Johan Cruyff.  Y como alguna vez dijo el histórico delantero inglés Gary Lineker “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11, y siempre gana Alemania”.

Pero, a pesar de que ‘La Naranja Mecánica’ no consiguió levantar el título, se ganó el respeto del mundo del fútbol, pues sin duda alguna, aquella escuadra neerlandesa es un equipo de época, que dominó el balompié y le demostró a todos que no es necesario ganar para estar en la historia junto con los más grandes.

 Por Julián Pino Cruz