Matheo Castaño, promesa profesional de La Equidad Seguros

Matheo Castaño La Equidad Seguros

El microciclo citado por Reinaldo Rueda ha girado la mirada hacia la liga local y los nuevos jugadores que conforman los equipo clubes colombianos, eso abre la puerta para las nuevas figuras que se encuentran en las canteras del país, Matheo Castaño, un jugador de 21 años, es jugador de la división profesional del Club Deportivo La Equidad Seguros, equipo de la categoría A del fútbol colombiano.

Actualmente, además de ser jugador de fútbol profesional, Matheo cursa cuarto semestre de administración de empresas en la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano. Él se define como una persona humilde y soñadora, con los pies en la tierra y que intenta tener presente siempre de donde viene y aún más, para donde va.

Cuando le preguntamos sobre la inusual elección profesional, obtenemos una respuesta interesante que hace un abre bocas de la visión de este jugador a futuro, desea compaginar la administración con el fútbol y de esta manera tener la oportunidad de sobresalir cuando sea la hora de retirarse.

Todo inició a los 10 años, nunca hubo nada más allá de una pasión con la que el mismo dice nació, desde temprana edad mostró un evidente interés y gusto por el deporte; lo que, poco a poco, lo llevó a una escuela de futbol en su localidad, Fontibón, donde por distracción iniciaba lo que sería el resto de su vida.

Después de un tiempo en aquella escuela, su tío Nicolás, quien hoy en día es uno de sus mayores apoyos e inspiraciones le ofreció inscribirlo en una escuela de un equipo profesional, así fue como llegó a las puertas de La Equidad, que se convirtió en su segundo hogar y su plataforma para cumplir sus sueños de niñez.

Siempre contó con el apoyo de su familia, pilares fundamentales de su carrera, especialmente su mamá, quien es su polo a tierra y más grande motivación, quien lo acompañó en sus largas jornadas diarias, la lucha entre el colegio y el fútbol. En el año 2015 tuvo que tomar la decisión entre en colegio y el deporte, empezaron a surgir oportunidades, viajes, hasta que finalmente tomo el camino que le indicó su corazón: el fútbol. Se retiró del colegio y gracias al apoyo de su familia y el equipo, pudo graduarse virtualmente de bachiller.

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Así ve Matheo Castaño su carrera en el fútbol

La palabra con que Matheo Castaño define su carrera es sacrificio, la necesidad de dejar cosas propias de su edad atrás para perseguir su sueño ha sido un obstáculo muy grande, pero, aun así, no hay nada que pueda lograr que desista de cumplir su sueño de ser jugador profesional en otro país.

La cualidad más importante que resalta en un futbolista es el compañerismo, la capacidad de hacer frente a las responsabilidades en equipo y siempre buscar en crecimiento grupal, además el respeto hacia los mentores, mantener actitud de alerta y aprendizaje. Nombró a su colega, compañero y capitán en el equipo, Stalin Motta, a quien admira y de quien pretende aprender constantemente.

La pandemia sorprendió rotundamente a las directivas y los jugadores del equipo, quienes durante los meses de cuarentena estricta se ejercitaron de manera constante y responsable para poder dar frente a los próximos encuentros en los que actualmente le apuestan a subir el nivel.

Matheo Castaño como deportista disfruta su proceso, hacer buenos pases, buenos goles, la técnica que el aplica para ser un futbolista completo, aplicando todas y cada una de las claves que le han enseñado los técnicos que lo han acompañado en su camino.

Hoy en día habla con aprecio de su técnico, Alexis García, a quien define como un constante recordatorio de que debe ser la mejor versión de sí mismo y de que debe tener una visión positiva frente a la vida.

Agradece todo el apoyo que recibe de sus amigos y familiares, a quienes lleva consigo en cada victoria y cada meta alcanzada.

Sin duda alguna, una inspiración para quienes hoy en día luchan por sus sueños, Matheo Castaño espera que muy pronto pueda representar a Colombia en otro país, sobresaliendo por su talento y actitud.

Por Sara Gómez Botero