Equipos de época – Boca y Bianchi: Romance con la gloria
Mientras el Diario El País reconocía el 26 de mayo de 1998 que Passarella, técnico de la albiceleste e ídolo de River Plate, había derrotado a Maradona, ampliamente solicitado por los hinchas argentinos y, además, hacía un recuento de los nueve triunfos de la selección en ocho partidos de preparación a Francia 98, convirtiendo 19 goles y recibiendo sólo 4; Boca Juniors se incendiaba por dentro, hasta llegar a ser comparado por el delantero Diego Latorre con un cabaret.
Los éxitos de Passarella impulsaron al presidente del club xeneize a contratarlo para levantar al equipo que, para la época, completaba cuatro años de fracasos. La oposición de los seguidores boquenses, impidió la aceptación del capitán de la selección campeona del mundo en 1986; por lo cual, ese día de mayo, el club anunció la contratación de Carlos Bianchi, quien venía de obtener seis títulos en tres años, con el Vélez Sarsfield.
Tras recomponer el equipo y con seis meses de trabajo, Boca ganó el Torneo Apertura, invicto, convirtiendo 45 goles y consagrando a Martín Palermo como goleador del torneo con 20 goles en 19 partidos. Para el siguiente año, Bianchi consolidó su sistema de juego y repitió campeonato en el Torneo Clausura 1999, superando el récord argentino de invictos con cuarenta partidos sin derrotas. Boca continuaba imparable por el tricampeonato, pero un tropezón con River, lo relegó al tercer puesto.
Tripleta con triple sabor colombiano
Sin embargo, el nuevo milenio traería consigo muy buenas noticias para el equipo de la bombonera. Con la base bicampeona 98/99, Boca ganó la Libertadores de América, luego de 22 años de ayuno, en una final definida por tiros penal, frente al Palmeiras de Brasil.
Esa tercera copa continental para los xeneizes, se logró gracias, entre otras gestas, a la actuación de Oscar Córdoba quien atajó dos disparos, uno de ellos al ídolo colombiano Faustino Asprilla, su compañero en el 0 – 5 de la selección Colombia contra Argentina.
La tripleta de Boca en el inicio del milenio se completó con el Torneo Apertura y la Copa Intercontinental, con el liderazgo de Martín Palermo, Juan Román Riquelme y la invaluable fuerza colombiana de Córdoba, el patrón Bermúdez y el chicho Serna.
En su condición de campeón de América, Boca viajó a Tokio el 28 de noviembre de 2000 a enfrentar al Real Madrid, equipo que la FIFA había designado un año atrás como el mejor equipo del siglo XX, donde se destacaban figuras de la talla de Roberto Carlos, Raúl y Figo.
A pesar de no contar con el favoritismo, Boca capitaneado por Jorge Bermúdez, salió a jugar de tú a tú y a los cinco minutos Palermo ya había anotado dos goles, que a pesar de haber sorprendido al Real, no fueron obstáculo para que el equipo merengue descontará a los 11 minutos con un zurdazo de Roberto Carlos y prosiguiera impetuoso en busca del empate y el triunfo que le fue esquivo por la mala finalización de las jugadas y la habilidad de Juan Román Riquelme, reteniendo el balón y enfriando el partido, además de la excelente labor defensiva del equipo y el brillante papel de Aníbal Matellán, anulando a Luís Figo.
Repitiendo en América
Luego de la triple corona de 2000, Boca vendió a Walter Samuel, José Basualdo, Martín Palermo entre otros, y a la par Riquelme se enfrentaba el presidente del club Mauricio Macri. La temporada no fue buena en el Torneo Clausura, pero el desquite llegó con la conquista de la Copa libertadores frente al mexicano Cruz Azul, que perdió en la definición por penales, gracias a la actuación de Óscar Córdoba.
Sin embargo, las actuaciones en Mercosur y la final intercontinental, donde perdió con el Bayern, no cumplieron con las expectativas ni lograron repetir la hazaña del año 2000, lo que, sumado a las diferencias con la dirigencia del club, llevaron a Bianchi a dejar la dirección el 31 de diciembre.
El año 2002, pasó con más pena que gloria para el equipo azul y oro, por lo cual los hinchas pedían el regreso del Virrey. Otra vez ganaron estos y, se logró un acuerdo entre directivos y técnicos para retomar el rumbo del club sin Riquelme, pero con una figura joven que pronto se convertiría en ídolo: Carlos Tévez.
Tras un aceptable torneo clausura, ganó el torneo apertura de punta a punta con el colombiano Fabián Vargas y, además, logró la Libertadores de América ganando los últimos siete partidos.
De la Bombonera a Yokohama
Para el viaje a Japón a disputar la Copa Intercontinental con el AC Milán, de Kaká y Shevchenko, Bianchi buscó que su equipo mantuviera al rival lejos de su arco, con el fin de garantizar al menos el empate y definir la final por penales, confiando en la destreza de Abbondanzieri, quien atajó dos penales.
En ese partido se consolidó Carlos Tévez controlando el balón y se destacó también el colombiano Luis Amaranto Perea en la férrea defensa xeneize, lo que le sirvió como referencia para debutar en agosto de 2004 con el Atlético de Madrid donde militó durante ocho temporadas, jugando más de trescientos partidos.
El adiós de Bianchi
En el año 2004, con la base campeona del año anterior, Boca fue tras su sexta Copa Libertadores. En el camino dejó al Sporting Cristal, al São Caetano y a River Plate en una accidentada semifinal, donde cada equipo terminó con nueve jugadores.
En la final de la Copa Libertadores se enfrentó al colombiano Once Caldas, que lo derrotó con la ejecución de tiros desde el punto penal. Bianchi renunció, dejando nueve títulos, incluyendo dos mundiales y tres continentales, y la designación del Boca como el segundo mejor equipo del mundo según la IFFHS.
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Si bien, Boca ha logrado mantenerse en la élite del fútbol argentino, la era Bianchi no se ha repetido, por lo cual cabe preguntarse si la gloria del equipo va de la mano de los odios y amores del técnico y los dirigentes del único club argentino que forma parte de la elite de cinco equipos que tienen en su palmarés tres copas intercontinentales.