Equipos de época – El sextete del Barcelona
Son 22 hombres en el campo de juego, tres hombres de negro que impartirán justicia y dos cabezas que tienen una estrategia que busca un solo objetivo, ganar, conseguir tres puntos, anotar la mayor cantidad de goles y recibir lo menos posible, ese es el fútbol, el deporte rey.
Entre ese mar maquiavélico donde el fin justifica los medios, hay algunos para los que la perfección de los medios es la mejor vía para llegar al fin. Así lo ha demostrado Pep Guardiola vista la camiseta que vista, partiendo de su base como jugador en el Fútbol Total Cruyffista, hasta llegar a hacer máquinas aplanadoras en Múnich, Manchester y por supuesto, en Barcelona.
El 18 de junio de 2008 se marca un antes y un después en la historia del fútbol moderno, Pep Guardiola es presentado como nuevo técnico del F.C. Barcelona. El exjugador, ya conocido en el equipo catalán por su largo paso como jugador del club, toma las riendas del primer equipo blaugrana tras un año de dirigir el filial, presentando un juego fiel a la ideología del club.
La trayectoria de Guardiola como entrenador siempre ha ido ligada con su estilo, desde su inicio en Barcelona, como ahora en el Manchester City, incluyendo su paso en Alemania por el Bayern de Múnich. Su estilo no es fruto de la nada, es un estilo que Guardiola ha vivido desde su etapa como jugador.
En su debut en 1990, bajo la batuta de Johan Cruyff, Pep vivió un fútbol total en el que para muchos es uno de los mejores equipos de la historia, el “Dream Team”. Bajo las órdenes del holandés, Pep fue el director de orquesta en el campo, era la conexión entre el banquillo y el resto del equipo
Guardiola adquirió los conocimientos del que siempre ha considerado su mentor, se sumergió en la escuela táctica holandesa, partiendo desde Johan hasta llegar a Rinus Michels, de quien Cruyff adquirió sus conocimientos. Se empapó del juego de posición, de la presión constante, del dominio total de un partido de fútbol a partir del manejo del balón.
Tras su salida del Barcelona y en medio de los escándalos por positivo en dopaje, Pep inició un periplo futbolístico hasta retirarse en 2006 en los Dorados de Sinaloa. Pep adelantó, raídamente, el curso de director técnico, para al año siguiente incorporarse al Barcelona como técnico del F.C. Barcelona B, el equipo filial del conjunto catalán, desechando importantes ofertas económicas, por la sola idea de estar en el club que le abrió sus puertas desde la adolescencia como jugador y recogebolas en el Camp Nou.
Tras un año fugaz y la salida Frank Rijkaard, la dirigencia del club nombra a Guardiola como entrenador del primer equipo, marcando el inicio de una carrera exitosa como director técnico.
Toda historia de éxito tiene complicaciones y a Pep se le presentaron desde el primer momento, en su estreno como técnico del Barcelona, el club catalán perdió 1-0 en su visita al Numancia, seguido de un empate ante el Racing de Santander, lo cual generó dudas en el entorno del club y miles de titulares en periódicos alegando que Guardiola aún no estaba preparado para dirigir a un transatlántico como el Barcelona.
A pesar del mal inicio, Guardiola mantuvo su estilo y lo reforzó con una de sus mayores creencias en el fútbol, apostar por la cantera. Pep decidió darle mayor importancia a Sergio Busquets y Pedro Rodríguez, a quienes había dirigido en el filial del club y sabía que encajaban perfectamente en el juego de posición que quería plasmar en la plantilla.
A medida que pasaban los partidos se configuraba la máquina blaugrana, los movimientos de los jugadores estaban automatizados, Henry y Eto’o ensanchaban el campo para darle espacio a Busquets, Xavi, Iniesta y Messi, para que desarrollarán su juego con toques rápidos y desmarques para poner el balón a espaldas de los defensas contrarios, para dar paso a las diagonales de fuera hacia dentro del francés y el camerunés.
El equipo arrasó con todo lo que se le ponía por delante, se conformó un onceno que traspasó las fronteras de España, desde la portería hasta los delanteros eran indiscutibles.
El equipo de Pep dominó en liga, sacándole nueve puntos a su perseguidor y mayor rival, un Real Madrid que se vio apabullado 2-6 en el clásico que decidió la liga, en la Copa del Rey el conjunto blaugrana ganó la final ante el Athletic Club de Marcelo Bielsa por 4-1 y en Champions, se plantaron en la final en Roma ante el Manchester United de Sir Alex Ferguson y Cristiano Ronaldo, campeón de Europa en la anterior temporada. Pero esto poco le importó a Samuel Eto’o y a Lionel Messi, que en los minutos 10 y 70 respectivamente marcaron los goles que les darían el triunfo en la máxima competición europea y completaría el histórico triplete del Barcelona.
El Barcelona, siguió imparable, tras las victorias ante el Athletic de Joaquín Caparrós, sucesor de Bielsa, por la supercopa de España, ante el Shakhtar Donetsk (UCR) por la supercopa de Europa y ante Estudiantes de La Plata (ARG) por el Mundial de Clubes, el equipo catalán se convertiría en el primer y único equipo a la fecha en lograr el sextete.
Las coronas de Pep Guardiola más allá del equipo de época
Lo anterior, sumado a doce campeonatos nacionales entre 1991 y 1999, cinco copas internacionales como jugador y líder de campo en el Barcelona, muestran la importancia de Pep en el equipo con el que debutó en primera división, con la ilusión de aprender de su gran maestro Johan Cruyff, quien desde el primer momento le exigió no perder el balón y luchar hasta recuperarlo, bajo tres principios innegociables, los cuales Pep sigue aplicando en los equipos a los que entrena:
- Los hechos en un campo de juego no son fortuitos, sino la consecuencia de tus intenciones.
- Un futbolista debe ser capaz de controlar el balón con un toque.
- Hay que pasar el balón a los extremos para ensanchar el campo y crear espacios.
Después de tan grandes logros, que le podía esperar al chico que llegó a los trece años al club, con el sueño de jugar en la plantilla profesional. Seguramente estar en ese sitio jugando en las inferiores y recogiendo balones de pequeño, era ya un logro para el hijo de la humilde pareja conformada por un albañil y una ama de casa; pero, gracias a su talento, su inteligencia y su dedicación, logró ir mucho más allá.
Su sed de triunfo y de imponer un estilo de juego agresivo, armonioso y rápido, con la premisa de tener el control del balón como base para practicar el juego, gracias a la velocidad lograda mediante pases y desmarques; insistiendo en tener siempre la pelota para que el equipo rival corriese detrás de ella y generar así los espacios; no paro allí y cuando considero cumplido un ciclo en el club de sus amores, acepto el reto de ir a dirigir en Alemania inicialmente y luego en la Premier league con el Manchester City.
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Allí, sin dudarlo, estableció su idea principal “En el fútbol soy muy egoísta: el balón lo quiero para mí, y si el contrario lo tiene, no le espero, se lo voy a quitar, que sepa que se lo voy a quitar, que voy a por él”, Así lo ha expresado siempre Pep Guardiola.
Esta premisa hizo que el Barcelona 2008 – 2009 se convirtiera en un equipo de época, no tenía rival en el campo, la copa que jugara, la ganaba, los amistosos eran una final y los tres puntos, regularmente se quedaban en el bolsillo del equipo catalán.