Equipos de época – River Plate, mi buen amigo

River Plate

Hoy en equipos de época, la escuadra que salió campeona de América venciendo a su máximo rival en la final del mundo, River Plate.

El 24 de agosto de 1913 dos equipos de la ciudad de Buenos Aires se enfrentaban por primera vez sin saber lo que estaban gestando. Con un 2-1 final de River Plate sobre Boca Juniors, nacía una de las rivalidades más grandes en la historia del fútbol, el superclásico argentino.

Con el paso de los años ambos clubes dejaron su nombre en la lista de los grandes equipos del continente, ganando partidos, campeonatos y forjando jugadores que marcaron historia en el balompié mundial. A pesar de eso, el destino quería que la capital argentina se vistiera de un solo color.

Rumbo a la final

De manera milagrosa, River logró avanzar a la final de la Copa Libertadores. Gremio había ganado el partido de ida 1-0 y se encontraba adelante en el marcador en la vuelta, por lo que su clasificación a la final era casi oficial, pero Rafael Santos Borré anotó un gol al minuto 81’ que le devolvía las ilusiones al equipo, y ‘el pity’ Martínez con un penal al 90’ le daba paso al conjunto millonario a la última etapa del torneo.

Por el otro lado, se encontraban Boca y Palmeiras, pero el equipo argentino se logró imponer con un 4-2 en el marcador global y confirmó lo que el mundo del fútbol quería escuchar, el tango se apoderaría de la final, y la rivalidad entre River y Boca por fin tendría definición.

 

Pasaban los días y la tensión se apoderaba del país más futbolero, a pesar de ser un momento histórico, absolutamente nadie quería quedarse a puertas del título, los equipos se preparaban tanto física como mentalmente para llegar en óptimas condiciones al primer partido, el cual lo albergaría la imponente Bombonera.

10 de noviembre de 2018, el barrio de La Boca estaba preparado para recibir el partido de ida, pero aquel que no estaba listo era el cielo, que lloraba a cantaros sobre La Bombonera; a causa de una tormenta de agua que inundó el estadio, la primera final tuvo que ser programada para el día siguiente.

La espera llegó a su fin

Comenzaba a escribirse la primera parte de la historia y como era de esperarse, La Bombonera estaba colmada por miles de almas listas para los primeros 90 minutos.

Marcelo Gallardo, artífice de la resurrección de River Plate, no estaría en el banquillo en ninguna de las dos finales a causa de una suspensión, y el equipo sería dirigido por el asistente del ‘muñeco’, Matías Biscay quien tendría la gran responsabilidad de guiarlos a la victoria.

Esta vez sería un clásico diferente, con dos equipos fuertes listos para el encuentro, pero como siempre, luchado hasta el final. En el inicio del partido River Plate ya se había acercado al arco defendido por Agustín Rossi, quien empezaba a ser protagonista con un par de intervenciones oportunas para salvar a su equipo.

Boca estaba contra las cuerdas y sumado a eso, su joven estrella Cristian Pavón se había lesionado y sería sustituido por Benedetto, por lo que el panorama para los ‘Xeneizes’ (apodo de Boca) se empezaba a oscurecer; sin embargo, su delantero estrella Ramón ‘Wanchope’ Ábila, anotaría el 1-0 después de que el guardameta del conjunto millonario cometiera un grave error. Franco Armani, que había sido determinante a lo largo de la temporada, descuidaba el primer palo y veía como Boca se adelantaba en el marcador.

La euforia se apoderó de La Bombonera, ‘Wanchope’ había marcado el gol más importante en la historia del equipo y la alegría era tan inmensa que parecía un sueño, la hinchada no podía de la emoción; pero, segundos después, llegaría Lucas Pratto para despertarlos. Con un gol inmediato, el oso empataba el encuentro y dejaba en silencio al estadio.

Con el encuentro 1-1 River se llenó de confianza y se apoderó del juego, pero se encontró con un Rossi imponente, que ahogó el grito de gol millonario varias veces y, como el que no los hace los ve hacer, en la última jugada de la primera parte, Benedetto adelantó a su equipo con un grandioso cabezazo.

Comenzaba la segunda parte que traía consigo más emociones, pues 15 minutos después del inicio, ‘el pity’ Martínez cobró un tiro libre lejos del área y el defensor central de Boca, Carlos Izquierdoz se anotó un gol en propia puerta, lo que volvía a igualar el encuentro.

Rafael Santos Borré, delantero titular en River, le cometió una falta a Carlos Tévez en la mitad del campo y el juez central lo amonestó, por lo que el colombiano se perdería el partido de vuelta debido a la acumulación de tarjetas. Una baja bastante sensible para el conjunto de la banda cruzada.

Minuto 89’, ‘Wanchope’ hace una gran pared junto a Carlos Tévez, quien deja al ‘pipa’ Benedetto mano a mano contra Armani, pero esta vez, el guardameta con una atajada soberbia se vestía de héroe.

Final del encuentro, todo se definiría en el Monumental (estadio de River). 2-2 con sabor a victoria para River que buscaría el título en su propia cancha, con el apoyo de su gente que buscaba que Núñez fuera una caldera.

Un giro de 180 grados

Sábado 24 de noviembre de 2018. El micro de Boca estaba entrando al monumental y un grupo de hinchas de River Plate atacó el vehículo en el que se transportaba el club ‘Xeneize’, rompiendo los vidrios y causando lesiones a los jugadores.

El plantel de Boca no se encontraba en óptimas condiciones para disputar el encuentro, por lo que después de varias horas de espera, se anunció que la final sería el día siguiente, pero, aun así, el presidente de Boca Daniel Angelici anunció que el equipo no estaba dispuesto a jugar el partido aquel día y que pedirían los puntos al tribunal de disciplina.

El presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez, anunció al día siguiente que el partido quedaba postergado sin fecha y parecía que el Monumental iba a dejar de ser la sede.

Después de tantos idas y vueltas, se llegó a un acuerdo. La final se trasladaría al continente en el que se creo el fútbol, y se jugaría en el estadio más importante, la cancha del gran Real Madrid, el Santiago Bernabéu, un templo sagrado en el que se definiría al campeón de América, con Gardel sonando de fondo.

La Final del Mundo

9 de diciembre de 2018. Estadio Santiago Bernabéu. Madrid, España. Otro continente, mismo fútbol. 29 días después de la primera final, la pelota empezaba a sonreír, el teatro de la castellana estaba colmado por hinchas de River, de Boca y del fútbol, para recibir uno de los clásicos más bellos del plantea.

Con el pitazo inicial de Andrés Cunha iniciaba el partido. Boca se mostraba superior los primeros minutos, había generado algunas oportunidades de gol, pero no podía concretar, mientras que River, controlaba la esférica pero no estaba claro en el último cuarto de cancha.

Sin embargo, al minuto 43’ después de algunos errores en la defensa del club ‘Xeneize’, River estuvo a punto de marcar, pero desaprovechó la oportunidad y Boca recuperó la posesión a través de Pavón, que le cedió la pelota a Pablo Pérez y este a Nahitan Nández, el cual le metió un pase quirúrgico a Benedetto que tuvo su revancha con Armani. Definición impecablemente y burla del ‘pipa’ en la cara de Gonzalo Montiel para que Boca se fuera con la ventaja al entretiempo.

Comenzaba la segunda parte y River Plate llegaba más encendido, apenas tres minutos después, se acercaba al gol con un disparo que hacía temblar a la hinchada de Boca. Sin embargo, el club millonario no podía concretar y la primera sustitución del cuadro dirigido por Matías Biscay y Marcelo Gallardo desde el palco no tardaría.

Al minuto 57’ salía el capitán Leonardo Ponzio y entraba Juan Fernando Quintero que, a pesar de no ser titular, cada vez que jugaba no le quedaba grande la camiseta de River y demostraba que el fútbol salía de sus pies de una manera única.

Con la entrada del colombiano, River se mostraba diferente, empezaba a acercarse bastante al arco de Esteban Andrada y, tan solo diez minutos después de que ‘Juanfer’ pisara el césped del Santiago Bernabéu, el equipo, a puro, toque forjó una increíble jugada que ‘el oso’ Pratto culminó con un gol que hacía soñar a toda la hinchada de River.

Con el empate de Pratto, el equipo se empezó a mostrar más confiado, buenas conexiones de pases, solido en la defensa, pero a pesar de eso, la final no era nada fácil, su archirrival también quería el título, por lo que el 1-1 señalaba…  El campeón tendría que esperar; el partido se iría a tiempo extra y seguía el fútbol en Madrid.

Al comienzo de la prórroga el partido se complicaría para Boca, su mediocampista de recuperación, Wilmar Barrios, vería la tarjeta roja después de una dura entrada frente a Exequiel Palacios y el camino empezaba a iluminarse para River que buscaba la hazaña con un hombre de más.

Final de la primera parte del alargue, Argentina estaría paralizada por 15 minutos más, en donde solo un equipo se consagraría en España.

River dominaba totalmente el encuentro y buscaba el gol de manera desesperada. Transcurrían 108 minutos de juego hasta que el relator Mariano Closs soltó un: “atención Quinterooo…” un grito de alerta que obligaba a cada espectador a prestarle atención a la zurda de Juan Fernando, pues la calidad del número ocho bastó para que ese balón entrara al fondo de la red; con un disparo magistral desde fuera del área, el colombiano adelantaba a su equipo y marcaba el gol más importante en la historia de River Plate.

Con la ventaja en el marcador, y los nervios a flor de piel, River comenzó a aguantar el resultado. El sufrimiento y la euforia se apoderaron de todo el mundo del fútbol a tan solo dos minutos para que el árbitro decretara el final, tiempo suficiente para que sucediera algo mágico. En la última juagada del partido el guardameta Andrada subió al tiro de esquina para buscar el empate tan anhelado por el hincha ‘Xeneize’; sin embargo, de aquél córner solo se recordará la narración de un lapidario contraataque del equipo riverplatense  “el taco, no, hace la personal y ahí se va, se va, se viene Martínez para el gol y va el tercero va el tercero va el tercero gol de River…”.

Gol de Gonzalo Martínez que proclamaba campeón de la Copa Libertadores a River Plate. Jugando un fútbol único, del cual Marcelo Gallardo era responsable.

 

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Sin duda alguna, un equipo de época, que marcó historia en el club de Núñez, derrotando a su mayor rival en una final que quedará guardada en el libro del fútbol.

Por Julián Pino