Día del hincha leopardo: Una fecha para recordar una tragedia del fútbol colombiano
Un domingo de octubre de 1981, el estadio Alfonso López de Bucaramanga se convirtió en el escenario de una masacre que enlutó al fútbol colombiano. Cuatro personas murieron y varias resultaron heridas por los disparos de unos soldados del Ejército Nacional que pretendían controlar a los hinchas del Atlético Bucaramanga, que protestaban por el mal arbitraje y el juego sucio del Junior de Barranquilla.
Empezó el horror
Todo se originó por el arbitraje de Eduardo Peña, juez que fue designado para dirigir el partido entre el Atlético Bucaramanga y el Junior de Barranquilla. Los dos equipos se jugaban la clasificación al octogonal final del torneo colombiano. Peña fue acusado por los hinchas santandereanos de favorecer al equipo visitante, al no sancionar un penalti a favor del Bucaramanga y expulsar a dos jugadores del equipo leopardo por protestar.
Los aficionados se sintieron indignados y empezaron a lanzar objetos al campo, a insultar al árbitro y a los jugadores del Junior. Algunos más exaltados intentaron saltar al terreno de juego para agredir a los rivales, pero fueron detenidos por la policía.
Entonces se desataron los disparos desde la tribuna sur, donde se hallaban los aficionados más aguerridos del Atlético Bucaramanga. Los soldados del Ejército Nacional que resguardaban el Alfonso López habían recibido la orden disparar al aire para alejar a los manifestantes, pero algunos de ellos, en cambio, dirigieron sus armas a la gente.
Día del hincha leopardo un homenaje a los que ya no están
Entre las víctimas fatales se encontraban dos hermanos, Germán y Alejandro Martínez, quienes trabajaban en la Compañía Colombiana de Tabaco y eran aficionados al equipo leopardo. También perdieron la vida Luis Eduardo Gómez, un joven estudiante que asistió al partido con su padre, y José Antonio Rincón, un obrero que recibió un balazo en la espalda.
Según el reporte oficial, cuatro personas perdieron la vida y más de 30 resultaron heridas en aquel fatídico día. Sin embargo, cada 11 de octubre, los hinchas que vivieron esa época murmuran por las calles de Bucaramanga que las cifras reales fueron mucho mayores y que se ocultó gran parte de la información sobre esa tragedia que enlutó al fútbol colombiano.
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Otra de las heridas fue Ángela Patricia Janiot, la hija del entrenador argentino del Bucaramanga, Roberto Pablo Janiot. La periodista había viajado desde Bogotá para apoyar a su padre y al equipo leopardo. Estaba en la tribuna occidental con Claudia Montanini, hija del asistente técnico y leyenda del Bucaramanga, Américo Montanini, y otros amigos y familiares del cuerpo técnico. Cuando bajó a comprar unas gaseosas, una bala le rozó el brazo derecho y la hizo sangrar. Fue trasladada al hospital más cercano, donde se recuperó.
El partido terminó con un empate a dos goles, pero nadie celebró. El estadio se llenó de llanto y desesperación. El fútbol colombiano vivió una de sus jornadas más oscuras. El gobierno y el Ejército fueron señalados como los responsables de la violación de los derechos humanos y la represión brutal a los ciudadanos. El ministro de Defensa de la época, Luis Carlos Camacho Leyva ordenó una investigación que hoy, 42 años después, no se ha condenado a ningún culpable por una tarde de fútbol que terminó en tragedia en el estadio Alfonso López de Bucaramanga.
Desde entonces, cada 11 de octubre se conmemora el día del hincha leopardo en Santander, un día para recordar y honrar a las víctimas de una tragedia que quedó en el olvido. Un día para rechazar la violencia y defender la pasión por el fútbol.