Tolima contra Millonarios, un caos en Ibagué

Tolima contra Millonarios Daniel Cataño

Foto: Nicolás Del Portillo

El miércoles 8 de febrero tenía en mis manos las boletas para asistir al partido por la cuarta fecha de la Liga Betplay, hice la compra en el container norte del Movistar Arena; era el segundo partido de Millonarios con las nuevas contrataciones. 

Siempre que hago periodismo me quito la camiseta, dejo de lado mi actividad como influencer del equipo azul y procuro informar de manera neutral; evidentemente, viajé a Ibagué en condición de hincha para acompañar a mi equipo, Millonarios Fútbol Club. 

Salí de Bogotá a la 4:00 a. m. el amanecer lo vi por carretera y, poco a poco, vi como se iba pintando el cielo de azul, a las 9:00 a. m. llegué a la capital musical de Colombia, Ibagué, una ciudad hermosa que ha consolidado un equipo de fútbol competitivo, tierra de la raza pijao del país. 

El ambiente de fútbol recorría las calles ibaguereñas 

El partido había cambiado de horario por el partido de la Selección Colombia Sub-20, mientras el Campín, en Bogotá, veía ganar a la tricolor, las calles de Ibagué se vestían con hinchas fáciles de identificar por los colores del Tolima, era fácil percibir que a las 11:00 de la mañana ya se estaba ingiriendo licor para amenizar la fiesta futbolera. 

Las miradas que caían sobre nosotros parecían tener un escáner con nuestros datos; los “rolos”, fácilmente identificables, generaban que se comenzaran a entonar cánticos, y se escuchaban las voces con más fuerza a medida que avanzaban las barras, hasta llegar a los gritos. 

Disfrutábamos la ciudad, pero el ambiente era tenso, el clima estaba amable con los que llegamos del frío capitalino. Lo que no sabíamos era que ese clima agradable, esa ciudad amable y el ambiente de fútbol, se iba a convertir en un infierno al ingresar al llegar al estadio Manuel Murillo Toro, casa del Deportes Tolima, en Ibagué. 

Millonarios en Ibagué 

Los azules de Bogotá llegaron el sábado en la tarde, luego de una rutina de arribo al hotel y tomar alimentos, solo restaba ir a descansar. El equipo se encontró con hinchas del Tolima, las arengas e insultos fueron parte de la bienvenida dada al albiazul, uno de los objetivos de las constantes ‘palabrotas’ fue Daniel Cataño, antes el 10 de los pijaos, hoy el 10 de los embajadores. 

Los que viajamos desde Bogotá fuimos al hotel a acompañar al equipo, allí vimos como el lugar tenía una alta afluencia de hinchas del Tolima, personas con las que he hablado afirman que presuntamente hombre que genera esta crónica, más allá de lo futbolístico, estaba en el hotel en el que se hospedo el equipo. 

Para muchos de los integrantes del equipo capitalino Ibagué no es una tierra desconocida, porque en algún momento de sus carreras pasaron por allí, entre otros: Ricardo Salazar, dirigente deportivo; Alberto Gamero, director técnico, Juan Pablo Vargas, jugador, Álvaro Montero, jugador; David Mackalister Silva, jugador; Larry Vásquez, jugador y Daniel Cataño, jugador, el más reciente que salió del Tolima luego de errar un penal y ser expulsado en la final de la Liga contra el Nacional en el primer semestre del 2022. 

La llegada al Estadio Murillo Toro 

Después de partir del hotel con la ilusión de ver al equipo en la cancha, me dirijo al estadio donde a pocas cuadras de la primera entrada, dos jóvenes, que al parecer son hinchas de Millonarios, fueron atacados por hinchas del Deportes Tolima que portaban armas blancas. 

La ansiedad se apoderaba de mí, veía a aquellas personas, que considero familia, corriendo por su vida, temiendo por su integridad y yo, sin poder hacer nada más que huir del lugar y resguardarme para poder estar a salvo de la escena. 

Al pasar algunas cuadras, desde el automóvil, nos percatamos de un camión de la policía que en su interior llevaba aficionados azules, inmediatamente nos bajamos del carro para subirnos al camión partir y así llegar con más de protección al interior del Murillo Toro. 

Dicha protección fue muy necesaria, los hinchas del Vinotinto atacaron el camión a piedra, los impactos fueron recibidos por las llantas, no hubo heridos y tampoco sufrió daños el vehículo y pudimos llegar en el hasta el último filtro de ingreso al estadio. 

Llegó el momento de la requisa para el ingreso, el procedimiento normal contra la pared, un proceso muy riguroso que nos obligó a entrar con los zapatos en la mano y someternos al detector de metales a todos los hinchas visitantes; sin duda, algo necesario, pero que no se aplicó de la misma manera al público local. 

Esperando el partido en la tribuna 

Antes de iniciar el encuentro, muchos hinchas se abalanzaron en la parte superior de la tribuna, este lugar tenía visión periférica a los alrededores del Murillo Toro, lugar perfecto para evidenciar lo que pasaba a las afueras del escenario. 

Los hinchas locales se acumulaban frente a uno de los filtros de los visitantes, ambulancias pasaban sin cesar a máxima velocidad. Mucho se especulaba de lo que sucedía en otros sectores. 

Amigos míos venían con diferentes grupos, los nervios de que su integridad se viera afectar eran notables, minuto a minuto, hacia un seguimiento mediante mensajes donde la pregunta más recurrente era ¿están bien?; lamentablemente, ninguno de ellos tuvo la suerte de llegar ileso a las tribunas. 

Uno de ellos ingresaba a la tribuna occidental donde se integraría también con hinchada local, en las afueras uno de los barristas se acerca a él para pedirle una moneda, el intenta no hablar para no hacer notorio su acento y niega con su cabeza tener dinero. 

Este sujeto lo amedranta preguntándole “¿Por qué no habla?” “¿Rolo?” se le ocurre contestar “Parcero soy de prensa” a lo que lo atacan y lo golpean, para fortuna de él, la policía llega inmediatamente y lo escolta hasta la entrada del estadio. 

Una amiga se dirigía en un bus de la barra, el cual fue atacado después del peaje donde fueron increpados con piedras las cuales penetraron al interior del bus generando heridos en el vehículo. 

Tolima y Millonarios a la cancha 

Comienzan los actos protocolarios, la tribuna rindió tributo al fallecido Gabriel Camargo: “Legado eterno”. Los equipos estaban listos para dar inicio, sectores de la tribuna se metían con Daniel Cataño con reiterados insultos, el jugador ponía su mano en la oreja y metía un dedo en la misma, haciendo un ademan de no escuchar. 

Segundos antes de que Wilmar Roldán, central del partido, diera la orden de iniciar, el que nunca debió ser el protagonista de la noche saltó a la cancha, Alejandro Montenegro, quien vestía una camiseta blanca del Tolima, pantalón negro y tenis negros burlo la insuficiente seguridad, que dispusieron para el paso de las tribunas a la cancha, logró llegar hasta Daniel Cataño y lo agredió. 

Ante la escena que protagonizó Alejandro Montenegro las caras eran de “no lo puedo creer”, seguían entrando aficionados, los compañeros azules nos mirábamos sin saber que había pasado y los hinchas pijaos alternaban entre aplausos para el agresor y madrazos para Cataño. La policía logró detener a Montenegro luego del empujón que recibió por el 10 de Millonarios. 

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El partido de Tolima contra Millonarios no se podía jugar 

Durante varios minutos reinó la incertidumbre con respecto a la continuidad del juego, no era claro si se reanudaría el encuentro, era evidente que las hinchadas estaban con la adrenalina alta y con pocas ganas de hablar, se vivía un sentimiento entre la rabia y la impotencia. 

Los visitantes estábamos en inferioridad numérica, a la hinchada Vinotinto le hervía la sangre pijao y la policía ya había dejado invadir el campo, no podían hacer nada sí se llegaba a presentar una batalla campal. No había garantías para seguir con el juego, al parecer el único que creía que se podía continuar era César Camargo, presidente del Deportes Tolima que en algún momento de la previa del partido había pasado saludando a la hinchada azul más en un acto de sarcasmo de amabilidad. 

La política de “Fútbol en Paz” no recibió el respaldo por parte del dirigente tolimense, le dio la espalda a preservar la seguridad, la cual también podía afectar a sus jugadores, no le importó la seguridad de los asistentes al estadio; sin duda, el no estaba sintiendo el temor que la barra azul vivió ante el hecho protagonizado por el hincha del Tolima Alejandro Montenegro. 

Caso contrario fue la postura del capitán del Tolima Julián Quiñones, quien reprochó lo sucedido y se solidarizó con Daniel Cataño, Millonarios agradeció el gesto del jugador del Vinotinto, 

Millonarios se retira del estadio 

El capitán del equipo capitalino, David Mackalister Silva, le habló clarito a Roldán y al país, gracias a la transmisión nacional, era el momento de dejar un precedente, la violencia no se puede ligar al fútbol y debe prevalecer la seguridad de los deportistas y de los aficionados. 

El equipo se retiró del estadio; en realidad, ya no importaba si se perdían los puntos, el equipo decidió salvaguardar la integridad de miembros del plantel, como lo dejó saber en un comunicado que emitió el equipo en sus redes sociales sobre las 9:00 p. m.  

Mientras todo esto sucedía, nosotros seguíamos en el estadio, no se nos permitió salir si no hasta cumplir con el horario del partido.  

En las caras de todos nacían la incertidumbre de lo que iba pasar tanto en dentro como fuera del Murillo Toro, jamás hubo una comunicación a los asistentes informando las determinaciones tomadas por los clubes, solo la comunicación externar como las redes sociales fueron las que nos informaron lo que sucedería. 

De regreso a Bogotá 

Cuatro horas de camino nos esperaban, un largo viaje a nuestro hogar. Ya todos aceptamos que el encuentro no se llevaría a cabo, esperábamos que lo mínimo fuera claridad con los asistentes y una oportuna labor por parte de la logística y las autoridades para nuestro desplazamiento a la capital colombiana. 

No fue hasta que vimos que algunos hinchas se dirigían hasta las puertas que todos supimos que podíamos abandonar el estadio, queriendo evitar más incidentes después de un viaje tan trajinado. Los lideres de las barras piden calma para ingresar a los buses, no sin antes hacer énfasis que fuera con ligereza, pero sobre todo orden. 

A las personas como yo, que venían por aparte, nos dieron las indicaciones de las rutas que debían tomar, eran caras de impotencia las que podía notar en el camino, un esfuerzo gigante por mas de 2,000 personas para dirigirse a otra ciudad y que todo terminara en esto. 

La agresión al bus de Millonarios 

Así César Camargo se refiriera al hecho de manera displicente y la policía afirmara que los operativos amplios y suficientes, esto no evitó que a la salida de Millonarios del estadio, los hinchas del Tolima emprendieran contra el club embajador a piedra causando daños al vehículo y poniendo en riesgo la integridad de los jugadores. 

Si al equipo profesional, escoltado hasta los dientes recibió, no fueron efectivas las garantías, esto nos hizo preguntarnos ¿qué nos espera a nosotros? La ciudad era un caos y lo único que quedaba era rezar para tomar los mejores caminos junto a las mejores decisiones. 

Todo lo que estaba sucediendo en Ibagué, iba más allá de las calles, en las redes sociales salían publicaciones de lado y lado, algunas con un poco se sensatez llamando a la calma y buscando la realidad de un fútbol en paz, pero la gran mayoría incendiando cada vez más con cada comentario. 

Llegamos a Bogotá 

Después de tomar un taxi cuadras adelante del estadio, llegamos al hotel donde estaba hospedado el equipo profesional. Tomamos el automóvil y nos dispusimos a tomar camino a la ciudad de Bogotá, la prioridad era alcanzar la caravana de buses, todo con el fin de sentirnos un poco más protegidos. 

Ahora estamos pendientes de todo lo que esto va a provocar, Daniel Cataño fue expulsado a la luz del reglamento y puede recibir una sanción de 4 a 10 partidos y una multa que puede ir de 4 a 8 salarios mínimos. Aun no se conoce lo que puede pasar con el estadio Murillo Toro. 

Cataño ya interpuso una denuncia contra el hincha del Tolima por lesiones personales, Alejandro Montenegro también podría verse obligado a responder por lo que establece la Ley 1445 de 2011 en el artículo 14: “El que dentro de un espectáculo deportivo, estadio, cancha, tribuna, en el entorno de este, o con ocasión del evento deportivo cometa cualquiera de las siguientes conductas, incurrirá en multa de cinco (5) a diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes y prohibición de acudir a escenarios deportivos por un periodo entre seis (6) meses a tres (3) años”. 

Las disculpas de Alejandro Montenegro 

Nada justifica una agresión física, la violencia no puede estar ligada al fútbol, ni a ningún deporte, la frase “Fútbol en Paz” no puede ser un saludo a la bandera. 

Por Nicolás del Portillo