Barras bravas: amor, furor y gloria
Inglaterra, 1912. Se suspende un partido entre el Liverpool y Manchester United debido a violencia entre hinchas en las gradas del estadio. 58 años después, este tipo de hinchas, conocidos como Hooligans, el comienzo de las barras bravas, se apoderaron del país y de los clubes pertenecientes a la liga local. Ahora bien, no solo los ingleses inventaron el fútbol, sino que también fue en este sector de Europa en donde los Hooligans tomaron fuerza y su cultura se trasladaría al resto del mundo.
“El fútbol para todo futbolero es como una religión y cada equipo es como su dios”
David López (Los Del Sur Bogotá)
Al llegar a Sudamérica, este tipo de cultura sería conocida como “barras bravas” o “torcidas”, y aunque muchos los identifiquen por crear desmanes o por sus actos vandálicos, en realidad hay un trasfondo bastante profundo en este grupo de personas que viven el fútbol con un sentimiento único y que convierten el apoyar a su equipo en un estilo de vida.
Sin embargo, este estilo de vida cambia con respecto a la región de Sudamérica en la cual se encuentre la barra, la forma de manifestar su amor por el equipo es distinta dependiendo el país.
Los Comandos Azules
Fernando perteneció a Los Comandos Azules durante una gran parte de su vida, y aunque ahora se dedica netamente a trabajar, su amor por Millonarios no cambia, sin embargo, por culpa de la pandemia producida por la covid-19, no ha podido ver a su equipo en la cancha. Sus inicios en la barra fueron peculiares:
“Fui solo, porque en el barrio había unos chinos que eran de Millonarios y yo fui y compré la boleta, mi mamá me regaló 10.000 pesos, pero yo me encontré 30.000 ese día y entré a norte” relata Fernando Castillo.
En el Estadio El Campín existen varias localidades, una de ellas es la tribuna norte, la cual con el transcurso de los años se convirtió en la casa de la barra popular Los Comandos Azules; había un límite de edad para poder ingresar a norte (14 años) por el ambiente que se vive en la localidad. Fernando tenía aproximadamente 13 años la primera vez que ingresó.
“A norte no me dejaban entrar porque yo era menor de edad y allá tocaba como hasta los 14 años. Yo entré con una tarjeta de identidad que no era mía; entré a los comandos, me empezó a gustar y empecé a viajar a los partidos, primero empecé acá en Bogotá, a ir cada 15 días y ya después empecé a viajar” explica Castillo.
No existe ningún requisito para pertenecer a Los Comandos Azules, más que amar con la vida la camiseta y querer alentar tu equipo sin importar nada. Fernando Castillo recuerda: “En el barrio había un parchecito de Millonarios, entonces yo me la empecé a parchar con ellos y tiempo después ya iba a reuniones de los canallas”, los “canallas” son un grupo perteneciente a los Comandos Azules.
La 12
Desde chico, Santiago Neubauer ha sentido un amor único por el Club Atlético Boca Juniors, amor que creció aún más cuando su padre le regaló una camiseta del club ‘Xeneize’ a sus 4 años, por lo que su conexión con el equipo se ha vuelto cada vez más profunda, los colores, su manera de jugar y la hinchada, hacen que Santiago ame a Boca con toda su alma.
“Por amor al equipo siempre se está en las buenas y en las malas”
Santiago Neubauer (La 12)
Para Santiago fue complejo volverse parte de La 12 como él lo explica: “Fue difícil pertenecer a La 12, porque a mí al ser de Entre Ríos a veces se me dificulta ir con mi viejo”.
Su lugar de residencia queda a 400 km de La Bombonera (estadio de Boca) por lo que asistir constantemente a los partidos con su padre, es bastante complicado; si fuera en un carro a una velocidad de 50 km/h tardaría ocho horas para poder llegar a tiempo a ver jugar a su equipo, eso sin contar el trayecto de vuelta, lo que lo hace aún más desgastante y, sin embargo, él apoya a Boca desde las gradas.
A pesar de las diversas circunstancias que debe pasar para asistir al estadio, su amor por Boca es más grande y entrar a La Bombonera es algo inexplicable para él.
El estadio Alberto J. Armando, conocido como La Bombonera fue inaugurado el 25 de mayo de 1940 declarado de «interés deportivo, turístico y cultural de la ciudad de Buenos Aires», además de ser uno de los más reconocidos del mundo.
Todo el que entra, siente que la bombonera se mueve al ritmo de la tribuna e incluso, se creó el slogan “La Bombonera no tiembla, late”.
Puede que para Santiago ir a La Bombonera se convierta en una travesía, pero en Brasil no es problema estar en otra ubicación del país, porque la pasión se siente hasta el último rincón y puedes estar con tu barra en otro lugar que no sea el estadio.
Nação 12
Marcelo Costa es un joven de 21 años, hincha de Flamengo e integrante de Nação 12 desde hace bastante tiempo, amante del club por herencia familiar ya que su padre siempre fue flamenguista; pero fue a los 10 años cuando vio a Flamengo convertirse en campeón nacional en 2009 que se enamoró del equipo, y este amor lo llevó a pertenecer a la barra.
“Puede que tengas un mal día, pero un gol de tu equipo es suficiente para sacar todo lo bueno que hay en ti”
Marcelo Costa (Nação 12)
En Brasil, las torcidas se dividen dependiendo de la ciudad en la que se encuentran; Marcelo es el fundador de Nação 12 – Juiz de Fora (Juiz de Fora, también conocida como JF, es una ciudad del estado brasileño de Minas Gerais, ubicado cerca de la frontera con el estado de Río de Janeiro).
“No vivo en Río de Janeiro, así que el comienzo fue muy difícil, pero con el tiempo y yendo a los juegos, conocí a la gente, y a partir de ahí, creé una base de fanáticos en mi ciudad” dice Marcelo Costa.
Con autorización de los líderes de Nação 12, los fanáticos pueden crear una “sucursal” de la barra en su ciudad y de esta manera poder disfrutar con la torcida desde su ciudad sin necesidad de acercarse siempre al estadio, ya que Juiz de Fora queda a 183 km (3 horas) del Estadio de Maracaná.
Aquella barra no es la sede más grande de Nação 12, pero si cuenta con bastantes hinchas apasionados por su equipo. Según lo explica Costa “hay 25 personas registradas. Pero tenemos un mayor número de seguidores. El grupo de WhatsApp tiene un promedio de 120 personas. Nuestro Instagram tiene 1400 seguidores y, generalmente, en los días de juego, atraemos a una audiencia de 20 a 50 personas al bar; en la final de la Libertadores 2019 tuvimos un evento con 500 personas.
Marcelo y los seguidores de la sede en Juiz de Fora suelen reunirse en un bar a ver los partidos, porque no hay nada mejor que ver a su equipo jugar o suelen reunirse en una plazoleta con pantallas gigantes para ver a Flamengo en vivo.
“Creo que es una de las cosas que más se echa de menos en esta cuarentena. La emoción, la energía, todo lo que sucede al mirar un juego es surrealista. A veces, puede que tengas un mal día, pero un gol de tu equipo es suficiente para sacar todo lo bueno que hay en ti” relata Marcelo Costa.
Sin embargo, Flamengo no siempre cuenta con victorias y aunque se caracterice por su buen juego, las derrotas llegan de vez en cuando para entristecer a todos los flamenguistas. Es ahí cuando el miembro de la torcida muestra el verdadero apoyo como lo explica Costa: “En la ideología de nuestros fanáticos, durante los 90 minutos del juego apoyamos incondicionalmente, ganando o perdiendo, ahora, si el partido termina con una derrota, sería una especie de duelo, la multitud está desanimada, sin paz, preocupada”.
La violencia en las barras bravas
Uno de los países más afectados por la violencia de las barras bravas en el mundo es Colombia, donde han muerto muchos jóvenes a causa de enfrentamientos y riñas entre los aficionados de los diferentes clubes de fútbol colombiano.
En 1914, la primera Guerra Mundial acababa de estallar y Europa estaba viviendo un año atípico y devastador. Sin embargo, para la noche del 24 de diciembre, en Flandes, Bélgica, sucedió un hecho único. Los alemanes y los británicos decidieron ponerle fin a la guerra por 48 horas, en donde los soldados disputaron un partido de fútbol que terminó con un 3-2 a favor de los germanos; el resultado pasó a segundo plano, lo que verdaderamente importó fue que el fútbol logró unir a los bandos contrarios.
Ahora bien, después de muchos años este deporte, que sirvió para detener por un momento la Primera Guerra Mundial, no ha podido frenar la violencia que se vive a causa de las barras bravas, pues cada una piensa defender sus ideales de cualquier manera.
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En Colombia, entre los años 2011 y 2013, se presentaron 72 graves enfrentamientos entre barras bravas, los cuales dejaron más de 100 heridos; en los mismos años se intentaron ingresar a los estadios un promedio de 28.000 armas blancas y tres de fuego, gran parte de estos enfrentamientos se desarrollan fuera de los estadios, pero no muy lejos, normalmente se realizan en los barrios o carreteras aledañas a los escenarios deportivos.
A David López su amor por Nacional lo llevó a pertenecer a ‘La Primera División’, el grupo más antiguo de la capital de Colombia perteneciente a Los del Sur Bogotá. Esta parte de la barra queda ubicada en la localidad de Usaquén.
“Para nadie es un secreto que pertenecer a una barra o ser seguidor de algún Club siempre conlleva algo de violencia y en Los del Sur, como en toda barra brava en general, se lleva un estatus de acuerdo con lo que se llama ser parado o enfrentarse” reconoce David López.
De enero a junio del 2013 fueron asesinados ocho barristas; es decir, cada 22 días murió uno en Colombia, ya sea en una riña o en un hecho de violencia donde la protagonista es la camiseta de un equipo de fútbol.
En Colombia entre 2004 y 2017 hubo una cifra parcial de 135 muertos por riñas entre barras.
“Un día en una estación de Transmilenio yo me subí con mi camisa después de una reunión, llevaba mi busito, mi maleta y me paró un policía; el tipo se me fue encima a decirme que yo me había colado, le mostré que yo había pasado con la tarjeta, pero me esculcó y me trató de agredir; en un momento cuando se fueron los compañeros llegó y me dijo “Yo soy de millos loca” fue un hijueputa en el momento. Entonces uno sentía el rechazo y él llegaba y decía “yo soy Comando y me importa un culo, desde hace mucho tiempo lo fui” entonces, si hubo rechazo en muchos sectores, en muchos barrios y de pronto, por el hecho de llevar prendas alusivas al equipo en algún momento se llegó a formar cierto estigma acerca de lo que es un seguidor de fútbol” cuenta David López.
El policía que agredió a David era integrante de la barra Los Comandos Azules la misma a la que hacía parte Fernando Castillo y de la que se enamoró a los 13 años cuando entró al estadio El Campín con una identificación falsa. Fernando también ha sentido rechazo por parte de la sociedad como él lo dice: “viajábamos y nos tenían miedo, porque supuestamente llegábamos era a dañar, llegábamos a robar y llegábamos a montar el descontrol; entonces en más de un lado nos rechazaban”.
Y aunque en Argentina Santiago Neubauer integrante de La 12 de Boca no han sentido este tipo de rechazo por la sociedad, este es uno de los países con más enfrentamientos entre barras bravas, lo que hasta el año 2017 causó 316 víctimas que fallecieron por culpa de la violencia en el fútbol.
Un ejemplo de este tipo de violencia es el hecho que se vivió el sábado 24 de noviembre de 2018, en la final de la Copa Libertadores de América cuando el transporte de Boca estaba entrando al Monumental (estadio de River Plate) y un grupo de hinchas de River Plate atacó el vehículo en el que se transportaba el club ‘Xeneize’, rompiendo los vidrios y causando lesiones a los jugadores.
Aun así, a pesar de que las hinchadas sudamericanas tengan este estigma, en Brasil, Marcelo Costa integrante de Nação 12 intenta cambiar la perspectiva que se tiene de los torcedores, como son conocidos los barristas en este país.
Marcelo Costa expone cuatro puntos en los cuales se puede reflejar el panorama de las barras bravas:
- Sí, hay un prejuicio contra los fanáticos organizados. Pero lo más importante es mostrarle a la gente que estos estereotipos están mal.
- Me interesé principalmente por ser un seguidor muy comprometido con causas sociales.
- Muchas personas tienen una visión sucia de los torcedores, los relacionan con la violencia, el vandalismo y las drogas.
- Nuestro papel a través de la vida cotidiana es que nuestra postura social demuestre lo contrario de eso.
Con el amor al fútbol se nace, no importa el país, la época o la edad, si eres hombre o mujer, lo que realmente importa es gritar con emoción, lucir la camiseta con orgullo sin importar el rechazo de la sociedad, izar la bandera, cantar las arengas con el corazón y vibrar al son de cada gol; pertenecer a una barra es llevar estos sentimientos al límite, porque de eso se trata el fútbol, amor, furor y gloria, pero no debe ser un escenario de violencia.