Barrismo Social en Colombia: Un Compromiso con el Tejido Social
El Barrismo Social en Colombia está transformando la pasión por el fútbol en una herramienta de cambio. A través del programa “Aguante Popular por la Vida”, barras de equipos profesionales reciben formación en emprendimiento, cultura y liderazgo para fortalecer el tejido social en sus comunidades. Descubre cómo esta iniciativa está cambiando la percepción del barrismo y fomentando la paz en el país.

Foto Instagram: @Minigualdadcol
En un país donde el fútbol es mucho más que un deporte, 40 barras de equipos profesionales están dando un paso al frente para transformar el barrismo social en Colombia en un instrumento de cambio. El Ministerio de Igualdad, junto a la Universidad Pedagógica Nacional, lanzó el programa “Aguante Popular por la Vida”, una iniciativa que busca fortalecer a estas hinchadas con formación en emprendimiento, cultura y liderazgo, apostándole a la construcción de un tejido social más sólido en las comunidades colombianas.
Desde el Ministerio de Igualdad salió hace poco “Barrismo Social”, un programa que no se anda con rodeos: busca meterle la ficha a 40 barras de los equipos profesionales del país, dándoles talleres de emprendimiento, cultura y liderazgo. El anuncio se hizo en un evento en Bogotá, donde representantes de barras como “Los del Sur” de Atlético Nacional, “La Guardia Albi-Roja Sur” de Independiente Santa Fe y otras de equipos como Junior de Barranquilla y Real Cartagena se reunieron para sellar su compromiso. “El fútbol nos une, y ahora queremos que esa unión trascienda las canchas y llegue a los barrios”, afirmó Maritza Ruiz, directora del programa, en una declaración que resonó entre los asistentes.
De las barras en las tribunas al barrio
Si hay algo que define a Colombia, es que el fútbol aquí no se queda en 90 minutos. En ciudades como Medellín, Cali o Bogotá, las barras han sido refugio de muchachos que crecen entre el rebusque y la falta de oportunidades. En el barrio Antioquia, por ejemplo, los jóvenes de “Los del Sur”, la hinchada dura del Atlético Nacional, ya no solo se la pasan coreando en el Atanasio Girardot. Ahora andan metidos en talleres de serigrafía, sacando camisetas y gorras que venden entre los mismos hinchas. “Nos tenían como los revoltosos, los que armaban bronca. Pero mire, ahora estamos montando algo nuestro”, Comenta Juan David López, que se la juega toda por este giro.
Un pasado marcado por el barrismo
Nadie puede tapar el sol con un dedo: las barras en Colombia han tenido su lado bravo. En los 90 y principios de los 2000, las peleas entre hinchas rivales eran noticia casi tan seguido como los goles. Muertos, heridos y titulares rojos dejaron una cicatriz que aún duele. Pero, como dice el dicho, “el que no arriesga un penal, no gana un partido”. Y hoy, entre el gobierno y varias ONG, están apostándole a que esas energías se transformen en algo más grande.
En Soacha, por ejemplo, donde la pobreza no da tregua, un programa llamado “Fútbol por la Paz” está metiendo goles distintos. Ahí, los de las barras aprenden a bajarle dos al tono, a negociar en vez de pelear, y a meterle cabeza a proyectos colectivos. Los números todavía son tímidos, pero ya se ve menos problemas entre grupos.
Lea también: Polémicas en el fútbol colombiano: Dorlan Pabón y las barras bravas
Todavía hay aguante para el barrismo social en Colombia
Claro, no todo es color de rosa. Cambiarle la cara a las barras no es sencillo. “La gente sigue viéndonos como los malos del paseo, y eso no se borra de la noche a la mañana”, me explica Ana María Gómez, una socióloga de la Universidad de los Andes que ha estudiado el tema de cerca. Y tiene razón: mientras las autoridades y los vecinos sigan mirando con desconfianza, el camino se pone empinado.
Otro punto importante en la rueda es la plata. Con un presupuesto que apenas alcanza para 40 barras, y con más de 50 equipos profesionales en el país, hay quienes dicen que “Barrismo Social en Colombia” es como echarle un balde de agua a un incendio. La cosa va a depender de cuánto se le meta el hombro desde el gobierno y de si esto no termina siendo solo un titular bonito.
Un tanto de las barras por la paz
En un país donde todavía se sienten los ecos de la guerra, el fútbol sigue siendo esa chispa que prende a cualquiera, sin importar de dónde venga. Las barras, con esa pasión que les sale por los poros, están mostrando que pueden ser más que gritos y tambores. Desde montar un negocio hasta tender puentes en el barrio, su apuesta por el tejido social podría ser el golazo que Colombia lleva rato esperando. Porque, como dicen en la tribuna, “el partido no se acaba hasta que pita el árbitro”.
Por Lady Guatavita