Gol a la violencia

En Bogotá tuvo lugar el “Congreso Internacional Deporte y Posconflicto”, que tiene como lema, la resiliencia y la reconciliación. Un encuentro de dos días en el que se evidenció a través de charlas, cómo en otros países y en diferentes zonas de Colombia se le está anotando un gol al conflicto.

Por: Angie Flechas y Cristhian González

En un mundo de conflicto, el deporte ha sido la salvación de muchas generaciones y un medio de integración social y construcción de paz. 

En Bogotá tuvo lugar el “Congreso Internacional Deporte y Posconflicto”, que tiene como lema, la resiliencia y la reconciliación. Un encuentro de dos días en el que se evidenció, a través de charlas, cómo en otros países y en diferentes zonas de Colombia se le está anotando un gol al conflicto.

El camino del deporte en Colombia

Colombia ha sido un país con un índice de violencia alto desde muchas décadas atrás. Uno de los hechos que marcó la historia fue la Masacre de Mapiripán, donde un grupo de hombres que vestían prendas militares ejecutaron a algunos de los habitantes de esa población, ubicada en Meta. Los victimarios decidieron jugar fútbol con las cabezas de las personas que habían decapitado. Este hecho es un claro ejemplo de cómo las prácticas deportivas fueron permeadas por el terror.

“Las heridas de la guerra, son heridas profundas”, aseguró Iván Torres, licenciado en Educación Física y Politólogo. Así, en las comunidades vulnerables, el deporte debe hacer su aparición de manera lenta y precavida, pues en las memorias de estas poblaciones aún existen rastros violentos de esta práctica. “El país se debe transformar con inteligencia”, agregó.

Poco presupuesto, buen manejo

“Más deporte, menos violencia para Quibdó”, fue el tema planteado por Alexa Prada, secretaria de despacho del municipio. El presupuesto anual para la Secretaría de Recreación y Deportes de Quibdó es de 253 millones de pesos, mientras que, según el informe Nº 4346 de la Alcaldía de Medellín, para el 2016, el presupuesto asignado para esa ciudad fue de más de 96 mil millones de pesos.

El Chocó ha sido afectado por diferentes problemáticas, como la explotación de recursos, el dominio y control de rutas estratégicas, por su cercanía a Panamá, los cultivos ilícitos y por los desastres de origen natural que se presentan. Es importante considerar que el 85% de la población ha sido víctima del conflicto armado.

En Quibdó, el 50,2% de la población está en situación de pobreza; el índice de calidad de vida es de 28%; y las NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) son del 83%. La violencia sigue estando presente, la oferta educativa es baja y tienen un índice de desplazamiento elevado, puesto que no reciben solo personas del departamento, sino también de departamentos aledaños.

Para tratar de solucionar estas problemáticas, la alcaldía de Quibdó decidió lanzar un programa llamado “Vení Jugá”, una estrategia que es liderada por los jóvenes y que busca ayudar a la población. Esta iniciativa busca invertir el dinero que tienen para que la sociedad pueda practicar deporte en cualquier lugar y así cumplir la ruta Q, “ruta para avanzar hacia la paz”.

Urabá antioqueño buscando el cambio 

El Urabá cuenta con una única mezcla cultural, cuenta con 11 municipios antioqueños, cuatro municipios chocoanos y dos municipios cordobeses. En particular, el Urabá antioqueño cuenta con una población de 740.000 habitantes y 495.656 de ellos han sido afectados por la violencia. Para Juan Felipe Laverde, gerente de Corbanacol, “El deporte es la herramienta de transformación social de las comunidades”.

En la búsqueda de esa transformación social, con diferentes proyectos y con el apoyo de los colegios, se ha buscado integrar a la sociedad para así alejarlos de la violencia. Por ejemplo, en Urabá mediante el deporte se recuperaron alrededor de 5.000 niños con una buena nutrición, en donde se les daba un batido de banano diaria.

La reparación colectiva

Reconocer el potencial de las comunidades afectadas es parte del proyecto “Entrelazando”, que posiciona al deporte en el marco de la reconstrucción del tejido social del programa de Reparación Colectiva. Trabajan cinco ámbitos, debido a que tienen conciencia de que la guerra ha afectado, tanto la individualidad, como la colectividad. Los ámbitos de acción que manejan son: duelos colectivos, prácticas sociales, viviendo la diferencia, imaginarios colectivos y transformación de escenarios sociales.

“Entrelazando” es un programa de reparación colectiva, que busca enlazar nuevamente a las personas, debido a que luego del conflicto quedan secuelas psicológicas en ellas y le temen a socializar y estar con otros. Es por eso que “Entrelazando”, con la ayuda del deporte, busca promover la unión.

De comandantes a líderes sociales

Por medio de Carlos Córdoba, gerente de zonas veredales, la Oficina del Alto Comisionado para la Paz planteó el tema “Del posconflicto a la reconciliación: el caso de las Zonas Veredales de Transición y Normalización”. En este proyecto las zonas veredales se convierten en ETCR (Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación) y estos en las plataformas para el deporte y la reconciliación.

Allí se realizan actividades de uso de tiempo libre y quienes antes eran comandantes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), se convierten en líderes sociales.

Resiliencia mediante el deporte

En Soacha, el taekwondo es una de las formas de integrar la comunidad, debido a que en este municipio más del 50% de la población es de personas desplazadas. Es por eso que, en un combate entre los practicantes, se puede lograr reunir a la víctima y al victimario, pero con el privilegio de al final tener un momento de perdón entre los dos.

El posconflicto es un proceso para hacer posible la paz, por lo que el proyecto “Perdonar a través del taekwondo” busca la resiliencia mediante el deporte. Harold Soto resalta que la barrera para ser resiliente es el perdón, que debe estar motivado por el arrepentimiento del victimario y la disposición de la víctima.

Aparthied

En Sudáfrica existía un sistema racial en el cual lo blancos y los negros tenían lugares completamente diferentes para desenvolverse. El 10 de mayo de 1994 se acabó la supremacía blanca con la elección de Nelson Mandela como presidente. En 1995, el mundo le dio la bienvenida a una Sudáfrica democrática y el 24 de junio del mismo año ganaron la Copa Mundial de Rugby.

El deporte fue de vital importancia para superar la segregación racial (aparthied). En el siglo 20, el rugby era el deporte que empoderaba a los blancos y para los negros era la forma de “lucha”, aquella que permitía liberarse de la opresión. Para Mandela “el deporte tiene el poder de cambiar el mundo”, por esto romper barreras sociales se convirtió en el símbolo de los sudafricanos.

Durante el “aparthied” Mandela logró unir a todo un país en la gran final del Mundial de Rugby en el 95. “Milagro” fue la palabra insignia, debido a que los negros empezaron a tener mayor participación en los deportes y en la sociedad, esa fue la estrategia de desarrollo deportivo que se manejó en el siglo 20.

El deporte no hace milagros

En México, el aficionado no es tan pasional como el argentino; sin embargo, por los dos equipos grandes de la ‘tri’, América y Chivas, muchos de sus simpatizantes se hacen matar por la camisa, así como ocurría hace unos años en Inglaterra, con los Hooligans.

El deporte hace parte de las políticas integrales del posconflicto, las contiendas se darán en el escenario deportivo y allí se deben quedar para darle paso al perdón y a la reconciliación.