Beyer Botía, la mitad de una vida arbitrando

Beyer Botía

En el año 2008, Beyer Botía, era un juicioso asistente a la escuela de Voleibol en su natal Yopal – Casanare, a la que asistía para continuar con la tradición familiar de practicar deportes y cumplir con los deseos de su madre, de ocupar adecuadamente el tiempo libre.

Con apenas 14 años, se enamoró a primera vista y dejó la práctica del juego, para dedicarse a una profesión menos agradecida, pero que le ha dado grandes satisfacciones: El arbitraje.

Luis Darío Rocha Soto, miembro de la Comisión de Arbitraje de la Confederación Sudamericana de Voleibol, organizó en Yopal, un curso departamental de arbitraje y, Beyer, con los $50.000 que le dio su mamá, se inscribió y le dio un giro a su vida deportiva, al encontrarse con una actividad de la que no se ha desprendido en los últimos doce años y a la que se aferra cada día más, para lograr alcanzar reconocimiento nacional e internacional.

Precisamente, para cumplir este último objetivo, viajó a Australia este año, para perfeccionar el inglés y adentrarse en los grandes torneos. La covid-19 y el aislamiento, no han sido obstáculo para seguir preparándose y, a través de internet, sigue en contacto con el mundo del voleibol y las tertulias con sus colegas en Colombia y el país oceánico.

Desde ese país, que ocupa lugares destacados en el ranking mundial del deporte, Beyer, siendo menor de edad, logró, con permiso de la Federación, participar en tres cursos nacionales en Bogotá, Tunja y Cali, organizados por la Confederación Sudamericana de Voleibol y con la presencia del exárbitro internacional Rubén Jarque, argentino reconocido en el medio y que, como árbitro internacional, desarrolló una trayectoria que lo llevó a dirigir en varios países de América y Europa.

Para Beyer, la participación en torneos de voleibol en Colombia no ha parado y ya ha logrado dirigir en tres juegos nacionales de voleibol playa, además, en los juegos bolivarianos disputados en Santa Marta y los Centroamericanos de Barranquilla y en dos paradas suramericanas en Girardot y Tota, Boyacá; experiencia que, a sus 26 años, le sirve para poder sentarse en cualquier escenario y poner en alto el nombre del arbitraje colombiano.

Con las expectativas vivas, Beyer, recuerda como a los 16 años, dirigiendo un partido clásico regional entre Yopal y Aguazul, tomó una decisión que perjudicaba al equipo visitante y fue víctima de insultos que lo afectaron.

La forma como lo rodearon y trataron los jugadores de Aguazul, de mucha más edad que él, lo atemorizaron hasta terminar llorando. Al final, le presentaron disculpas y le manifestaron que, al superar ese incidente, ya perdía el miedo de dirigir.

Beyer considera que ese miedo no se pierde, por lo cual se actualiza todos los años y asiste a los cursos que organizan tanto la Comisión de árbitros de voleibol de Colombia como la Confederación Suramericana; para perfeccionar su trabajo y lograr alcanzar éxitos y momentos inolvidables como cuando en el Coliseo El Salitre de Bogotá, totalmente copado de aficionados, dirigió la final de un torneo femenino de clubes.

Seguramente, una vez superada la pandemia volveremos a saber de Beyer Botía y contar sus triunfos, al seguir juiciosamente, los consejos del profesor Jarque quien afirma que, un árbitro “tiene que ser muy profesional y concentrado. Hay muchas cosas en juego y el árbitro tiene que manejar ciertos contextos, aplicando la conducción. Otra virtud fundamental es la humildad. La soberbia es el enemigo más grande”.

Por: Daniel Estupiñán Illidge